Guillermo Medina / Sol Yucatán.
En los últimos años se ha observado un aumento en el consumo de alcohol en el municipio de Santa Elena. Los bebedores compulsivos abundan en diferentes zonas de la comunidad, principalmente en las calles poco concurridas por los vehículos de los oficiales de la Policía Municipal Coordinada y de la Policía Estatal, los cuales, en el cumplimiento de su deber deberían detener dichos actos.
Los oficiales de la policía estatal suelen pasar con frecuencia en donde se junta el conocido “escuadrón de la muerte”, pero por lo general evitan confrontarlo y no porque sean personas violentas, simplemente para evitar que consuman bebidas alcohólicas en la vía pública.
Los habitantes se juntan desde muy temprano a beber licores que adquieren en tiendas de la localidad. Estas bebidas son de color claro y por lo general vienen en botellas de refresco que reutilizan para embazarlas.
Este licor presuntamente suele ser casero y fabricado dentro de los límites del municipio sin saber cómo fue preparado. Por lo general, los consumidores suelen ingerirlo al mezclarlo con alguna bebida gasificada, pero en ocasiones, lo beben con agua potable o, si el vicio les gana lo beben puro sin mezclarlo con nada.
Al no conocer la procedencia legal del producto la ingesta se vuelve más riesgosa para las personas, algunas en situación de calle y otras viven en la casa de uno de los integrantes del grupo. El riesgo aumenta cuando los envases en los que se almacena el líquido, con anterioridad fueron utilizados para trasladar materiales químicos como cloro o ácido. Dichos componentes tóxicos se impregnan en el embace, lo que hace que al mezclarlo con alcohol este reaccione y envenene a los consumidores.
Lo que atrae a los consumidores es lo barato que es este licor casero. El litro del alcohol destilado está entre 15 y 30 pesos, dependiendo el lugar en donde lo adquieran y se puede adquirir a cualquier hora del día.
Los que suelen consumir estos licores, en su mayoría albañiles, llegan al municipio en busca de una oportunidad por las obras del Tren Maya. El consumo de este tipo de alcohol daña órganos como el hígado, el estómago, los ojos e incluso deja daños neurológicos irreversibles.
El alcoholismo es delicado y se ha catalogado como el origen de otros problemas sociales como la violencia. Si bien, Santa Elena no es ni el primero ni el único municipio en padecer esta crisis, las autoridades municipales deben darle la importancia que merece el tema para evitar situaciones como suicidios o decesos a causa del consumo este producto de dudosa procedencia.


