*El sitio arqueológico recibe más de 2 millones de visitantes al año y cuando menos 700 millones de pesos recauda de los turistas
*Una familia ejerce un cacicazgo en Tinum y creen que son los dueños del sitio sagrado, para imponer condiciones de negocios y decir qué se hace y cómo se hace
*Y el gobierno de Vila se queda con 500 millones de pesos que tampoco dice en que los invierte y por eso deja que los pobladores hagan y deshagan para no ser cuestionado
Redacción/Sol Yucatán
Una de las maravillas del mundo, y orgullo de los mexicanos no solamente de los yucatecos y mayas, son las pirámides de Chichén Itzá que hoy son motivo de disputa por los negocios millonarios que se concretan al amparo de la cultura.
Simplemente por entradas cobradas a los turistas, en un año esta zona arqueológica muy cerca de la capital yucateca de Mérida, y de Cancún desde donde llegan miles de turistas también, entran cuando menos 700 millones de pesos, de los cuales Mauricio Vila Dosal y su gobierno se quedan con 500 millones para libre disposición.
Y desde luego que los municipios cercanos deben de recibir también apoyos como si fueran “regalías” que les deja el gobierno, por estar asentados en la misma zona de las ruinas arqueológicas.
Sin embargo, no todos los municipios se ponen las pilas para pedir ese apoyo, y el que sí está recibiendo una cantidad importante anualmente es Tinum, que el año pasado le dieron 8.2 millones de pesos que además son de libre disposición en lo que considere el Ayuntamiento que debe invertirlos.
Sin embargo, no tienen llenadera en Tinum y el cacicazgo familiar de Evelio Mis Tun, quien encabeza las protestas cada vez que quiere más dinero fácil, está ahogando a la zona arqueológica, porque simplemente no le interesa el tema histórico cultural, sino seguir acumulando dinero y poder.
Entre ser alcalde y comisario ejidal transcurre su vida, cuando no es alcalde le presta la silla del Ayuntamiento a su hija o a su primo, pero todo queda en familia.
Y son quienes controlan los accesos al sitio arqueológico, a los “artesanos”, a los ejidatarios, y todo lo que signifique dinero con la marca Chichén Itzá, sin que el gobierno estatal tampoco ponga remedio.
Claro que Vila no interviene porque tampoco puede explicar qué hace con 500 millones de pesos que le generan las entradas a la zona arqueológica, lo mismo que en menor escala no pueden explicar en la alcaldía de Tinum, donde se asienta una de las grandes maravillas del mundo.
Argumentando una vieja excusa de ser gente pobre, campesinos, ejidatarios, artesanos, y demás, los caciques de la región movilizan cuando les conviene a decenas de personas para presionar por mayores negocios.
Acudir a Chichén Itzá y más en fin de semana es tener que librar una batalla cada paso que se da, con “guías” que prometen un gran tour por las pirámides, o “artesanos” que juran que tienen reliquias de muy alto valor y artesanías hechas a mano con maderas finas, y no dejan a los turistas caminar hasta que logran que les compren algo, por convencimiento o para que ya les permitan disfrutar el paseo.
Este camino de obstáculos se da desde kilómetros antes de llegar a la zona sagrada de los antiguos mayas, cuando los “artesanos” y “guías” ya están a la caza de incautos.
Y adentro del sitio arqueológico se camina en medio de un tianguis colosal que semana a semana se llena de más vendedores, quitándole el sentido cultural, histórico, místico y de recorrer lo que fue una de las grandes ciudades de Mesoamérica, para convertirlo en un gran patio de vendimia de cualquier cosa que parezca “artesanía”.
Esta es la lucha real entre las autoridades del INAH y los pobladores de Tinum encabezados por los caciques de la zona. Una lucha de poder por los grandes negocios.
Si diariamente ingresan a Chichén Itzá más de siete mil turistas, ¿cuánto dinero considera que dejan a los “artesanos” por llevarse un recuerdito? No hay un visitante que no quiera llevarle a sus amigos y parientes un souvenir de su visita a las ruinas sagradas. ¿Entonces de cuántos millones de pesos estamos hablando?
¿Y el gobierno de Vila no puede poner orden? Si, pero no le interesa porque efectivamente los pobladores también tienen razón cuando dicen que no invierte el gobierno en sus pueblos en infraestructura urbana.
Es un círculo vicioso donde se daña la zona arqueológica y están en juego cientos de millones de pesos anuales repartidos entre unos cuantos.
Es tiempo de que las autoridades federales y estatales tomen en serio su papel de rectoría de los monumentos históricos, que Vila no solamente los utilice para hacer promoción en su campaña por querer ser candidato a Presidente por el PAN.