ANARQUÍA URBANA COLAPSARÁ A MÉRIDA
Redacción / Sol Yucatán
El crecimiento de Yucatán no va de la mano con la infraestructura que requiere un estado al que se promociona como una gran opción para invertir y venir a vivir. Sobre todo, si se considera que la capital yucateca es prácticamente la única gran ciudad que ofrece la entidad como la panacea.
Estudios recientes de urbanismo y otros no tan recientes, de la última década, alertan que el 90% del agua en Yucatán está contaminada, y hay que destacar que Mérida significa por sí misma, más de la mitad de lo que se ofrece en el estado.
Si a esta anarquía le sumamos que la Ley de Movilidad es un fracaso y que Mérida es la ciudad número 10 en México con mayores problemas de tráfico y en la que la gente pierde horas sentada al volante, tratando de avanzar en medio de una movilidad de tránsito que no pueden controlar por ineptos, hay una mezcla explosiva para que colapse Yucatán y su única ciudad realmente importante en el mapa nacional.
Para los gobernantes como Mauricio Vila y Renán Barrera que viven todos los días, invitando a mexicanos y extranjeros a vivir e invertir aquí, es claro que no les interesa que la infraestructura no creció al ritmo con el que la gente viene, y tan no les interesa que siguen sin destinar recursos públicos para poner orden al caos.
Todos los especialistas locales y de fuera de Mérida, advierten que la anarquía urbana está devorando a la ciudad y con ella a los meridanos. Desde luego que muchos de los fraccionadores residenciales, de casas de interés medio y populares, son parte de la mafia inmobiliaria que ha visto una mina de oro en construir barato, y vender caro.
Incremente en el precio de la vivienda
En los últimos tres años el precio de la vivienda encareció 40 por ciento y si para algo se pintan solos los vivienderos es para vender a precio de oro, aunque no haya servicios básicos, y algo curioso que solo pasa en Yucatán, es que hay viviendas de tipo residencial con valor de muchos millones de pesos, que no tienen agua potable y menos drenaje, pero eso sí, le dicen al que le van a vender, que pronto se instalará el servicio del agua y que no van a sufrir por falta del vital líquido porque les perforan un pozo, pero no les resuelven el problema de los servicios municipales.
Eso solo significa que pasará mucho tiempo antes de que se urbanice completamente la colonia, el fraccionamiento o simplemente el predio donde se está comprando vivienda, los constructores y urbanistas lo saben, y no les importa lo que ocurra después con los inquilinos a quienes les vendieron.
Los alcaldes de las ciudades en donde se está construyendo, como Mérida y los municipios conurbados, también lo saben, porque son ellos los responsables de urbanizar para que la gente pueda vivir bien, y a pesar de que no hay urbanización, conceden los permisos y licencias de construcción porque se llevan una gran tajada de dinero.
Eso debería tipificarse como un fraude, una venta dolosa de una propiedad que sabes que pasarán años antes de que se urbanice, por la única razón de que no tiene el municipio la capacidad de hacerlo.
El agua un factor determinante
El agua es un factor clave dentro de esta venta fraudulenta de casas. Los mantos freáticos están contaminados porque no hay drenaje sanitario, son letrinas o fosas sépticas en donde la gente hace sus necesidades fisiológicas, y aunque estén decoradas con mármol, son solo eso, fosas sépticas. En las casas antiguas por ejemplo, cada ciertos años tiene que ir una pipa a succionar todo lo que se acumuló con el tiempo.
Y ya no hablemos de los famosos “terrenos de inversión”, que muchos de ellos siguen siendo tierras ejidales en donde pasarán años y años, antes de que se puedan urbanizar, literalmente es un robo en despoblado.
La gente que viene de fuera confía en que el gobernador Vila les dice “vengan a vivir e invertir en la mejor ciudad de México”, el alcalde Renán que no tiene llenadera después de 8 años de ser el peor administrador de Mérida, también alienta a que vengan a dejarle dinero de impuesto predial y por compra de casa nueva. Este año tendrá cuando menos 2,000 millones de pesos de esos impuestos, ¿Y qué hace con el dinero? El Fiscal anticorrupción si hiciera su trabajo se lo tendría que preguntar en un juicio por malversar fondos públicos.
Yucatán y Mérida colapsarán pronto porque no hay inversión pública en infraestructura ni en diseño urbano, ni en servicios públicos, ni en nada, solo sangran a los que llegan.
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