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CASO KENNEDY: LA RED INVISIBLE DE INSANIA MENTAL

  • El 11 de junio de 1963, el Presidente John F. Kennedy habló al pueblo norteamericano por radio y televisión acerca de los derechos civiles.

Corresponsalías Nacionales/Grupo Sol Corporativo

(Sexta de siete partes)

Ciudad de México.- A partir de 1954 fue inconstitucional la segregación en las escuelas públicas en Estados Unidos y a James Howard Meredith, “hombre de color”, se le ocurrió matricularse en la universidad de OxfordMisisipi, el 30 de septiembre de 1962.

Como es sabido, al día siguiente se convirtió en el primer estudiante “negro” de esa institución, donde había sido rechazado en dos ocasiones con apoyo del gobernador segregacionista Ross Barnett, quien promovió manifestaciones que requirieron intervención del ejército y agentes federales enviados por el Presidente John F. Kennedy.

Agitadores llegados de todo el estado de Misisipi y estudiantes blancos locales desencadenaron violentos disturbios en Oxford, el periodista francés Paul Guihard y el curioso Ray Gunter fueron asesinados de sendos tiros en la cabeza y hubo más de 300 heridos, entre ellos 48 soldados y 30 agentes federales.

 (James H. Meredith se graduó en Ciencias Políticas el 18 de agosto de 1963 y el 6 de junio de 1966 fue víctima de un intento de asesinato mientras participaba en la “Marcha contra el Miedo”, que él mismo había organizado para luchar contra el racismo. Desilusionado, se enroló en el Partido Republicano e intentó varias veces ser electo al Congreso, sin éxito. Y colaboró con representantes de la ultraderecha como Jesse Helms y David Duke, exmiembro del Ku Klux Klan, negacionista del Holocausto, criminal convicto y promotor de teorías conspirativas, antisemitas y racistas).

Como el gesto de Meredith se consideró un momento crucial en la historia de los derechos civiles en los Estados UnidosBob Dylan escribió y cantó sobre los acontecimientos en la canción “Oxford Town”.

Charles W. Eagle describió el éxito de Meredith: “En una importante victoria contra la supremacía blanca, ha infligido un golpe devastador a la masiva resistencia blanca al movimiento por los derechos civiles y ha incitado al gobierno nacional a usar su abrumadora fuerza en apoyo de la lucha por la libertad de los negros”.

El 11 de junio de 1963, el Presidente John F. Kennedy habló al pueblo norteamericano por radio y televisión acerca de los derechos civiles.

Entre otros conceptos, expresó que “debe ser posible que los estudiantes norteamericanos de cualquier tez asistan a cualquier institución pública que elijan, sin que tengan que apoyarles las tropas”. Y que debe ser posible que los consumidores norteamericanos de cualquier tez reciban un servicio igual en establecimientos públicos, tales como hoteles y restaurantes, teatros y tiendas, sin que se vean obligados a recurrir a organizar una manifestación callejera, y debe ser posible que los ciudadanos norteamericanos de cualquier color se inscriban y voten en las elecciones libres, sin interferencias ajenas o temor a represalias.

El niño negro nacido hoy en Norteamérica tiene aproximadamente la mitad de oportunidades, en cuanto a completar su enseñanza secundaria, que el niño blanco nacido en el mismo lugar y el mismo día, una tercera parte de oportunidades de terminar la enseñanza universitaria; una tercera parte de convertirse en profesional; dos veces más de posibilidades de estar   desempleado; aproximadamente un séptimo de las oportunidades del niño blanco de ganar 10,000 dólares anuales; un ciclo probable de vida siete años inferior al blanco; y las perspectivas de ganar solo la mitad por concepto de sueldos”.

Cien años de retraso han transcurrido desde que el Presidente Lincoln liberó a los esclavos; “con todo, sus herederos, sus nietos, no son completamente libres, aún no se han liberado de la injusticia, aún no se han liberado de la opresión social y económica, y esta nación, con todas sus esperanzas y vanaglorias, no será completamente libre hasta que todos sus ciudadanos sean libres”.

“¿Vamos a decirle al mundo y aún más importante, vamos a decirnos los unos a los otros que esta es una tierra de hombres libres, con la excepción de los negros; que no tenemos ciudadanos de segunda clase, excepto los negros; que no tenemos sistema de clases o de castas, ni ghettos ni razas superiores, excepto con relación a los negros?”, preguntó.

“Las llamas de la frustración y de la discordia arden en todas las ciudades, del norte y del sur, donde no hay a la mano remedios legales. Se buscan los remedios en las calles, en actos públicos, desfiles y protestas que crean tensiones y que amenazan con estallidos de violencia y pérdidas de vidas…”, comentó.

«Aquellos que no hacen nada, invitan al deshonor y a la violencia. Aquellos que actúan valientemente reconocen el derecho y la realidad… Pediré legislación en torno al principio de que la discriminación racial no tiene cabida ni en la sociedad ni en las leyes de los Estados Unidos, para que todos los norteamericanos tengan el derecho a disfrutar de los servicios que están abiertos al público: hoteles, restaurantes, teatros, tiendas de venta al detalle y establecimientos similares».

«Este parece ser un elemental derecho, su negación es una indignidad arbitraria que en 1963 ningún norteamericano debiera tener que tolerar, pero muchos lo hacen», afirmó.

Conciudadanos: este es un problema que nos afecta a todos, en cada una de las ciudades del norte, tanto como del sur. Hoy, el desempleo entre los negros es dos o tres veces mayor que entre los blancos, las oportunidades de educación son inadecuadas y los negros emigran a las grandes ciudades, sin esperanzas de encontrar trabajo, especialmente los negros jóvenes y se les niega la oportunidad de comer en un restaurante, o de asistir a un cine; se les niega el derecho a una educación decente; se les niega, hoy mismo, casi el derecho de matricularse en una universidad estatal, a pesar de cumplir con los requisitos académicos. Me parece que estos asuntos deben preocuparnos a todos, no meramente al Presidente o a los congresistas o a los gobernadores, sino a todos los ciudadanos de los Estados Unidos”, dijo el Presidente John F. Kennedy.

Mientras tanto, el enfermo Lee Harvey Oswald parecía reflexionar sobre matar a Eisenhower, a Nixon, desviar un avión hacia La Habana, eliminar al general Edwin A. Walker, (quien había sido confinado temporalmente en una clínica siquiátrica por órdenes del fiscal Robert F. Kennedy, a causa de sus obsesiones racistas que difundía entre la tropa), borrar su deshonroso despido de la Armada y preparar un atentado que lo convirtiera en famoso.

Al mismo tiempo, el insano mental golpeaba brutalmente a su bella esposa, Marina Oswald y de vez en cuando a su madre, Marguerite Oswald, cuando no estaba persiguiendo navaja en mano a su cuñada y a su hermano John, quienes, como casi todo mundo, estaban hartos de la locura de Lee.

La Klein Sporting Goods Company, de Chicago, había enviado por correo, el 20 de marzo de 1963, el rifle C2766 Mannlicher Carcano a un tal “A. Hidell, Apartado Postal 2915, Dallas, Texas”.

Los microfilms del archivo de la compañía Klein demostraron que el 13 de marzo de 1963, un cliente había mandado pedir un rifle, empleando para ello un cupón recortado del número de febrero de la revista “American Rifleman”. El cupón estaba firmado a mano con letras de imprenta. El sobre, en el que el cliente repetía su dirección, estaba escrito también a mano, con letra ordinaria. Los expertos afirmaron, sin lugar a dudas, que Lee Harvey Oswald había escrito el cupón y el sobre. Para ello compararon dichos documentos con otros escritos de Oswald.

También el talón del cheque postal que el cliente “A. Hidell” envió para pagar el rifle, por valor de 21.45 dólares, había sido escrito ciertamente por Oswald. El rifle con telescopio costaba 19.95 dólares; sin telescópica, 12.78 dólares. El envío por correo costaba 1.50 dólares.

El servicio de inteligencia del ejército italiano informó que dicho rifle era el único Mannlicher Carcano que llevaba ese número de serie: C2766.

El revólver Smith & Wesson, calibre .38, fue comprado por correo a Seaport Traders, Inc., de Los Angeles, por A. J. Hidell. Los documentos de la compra habían sido escritos por Oswald. Igualmente, el exmarine llevaba en su cartera, cuando fue arrestado, dos credenciales firmadas por “Alek J. Hidell”, con el retrato de Oswald. Se trataba de credenciales falsificadas, hechas a base de retoques fotográficos sobre las credenciales legítimas de Oswald. La rusa Marina Oswald dijo que no existía Alek J. Hidell, y que Hidell solo era una alteración de Fidel, creada por Oswald.

Esas pruebas más las fotografías de cuerpo entero de Oswald, posando con el Mannlicher Carcano y el revólver .38, hacían difícil que el exmarine pudiera demostrar inocencia en el asesinato de Kennedy más el del policía Tippit.

Por su parte, el doctor en Filosofía Política, egresado de HarvardEdward Jay Epstein, en “El Mundo Secreto de Lee Harvey Oswald”, expresó que no parecía haber duda razonable: los disparos que mataron al Presidente John F. Kennedy, fueron hechos de arriba-abajo y de atrás-adelante, tres tiros realizados en menos de 7 segundos: el primero pegó en la espalda del mandatario, otro hirió la espalda y rodilla derecha de Connally tras rozarle la muñeca respectiva, el último dañó mortalmente la región occipital izquierda 

Explicó Jay Epstein que sobre la trayectoria de los proyectiles, la mejor prueba disponible sobre la naturaleza de las heridas infligidas al Presidente Kennedy y al gobernador Connally, corresponde a las fotografías y a los rayos X que se tomaron del Presidente, durante la autopsia realizada en el Hospital Naval de Bethesda.

Informó que ni la Comisión Warren ni sus consultores analizaron esta prueba porque, hasta 1966, la familia Kennedy la retuvo, pero que en 1968, tres patólogos y un radiólogo, nombrados por el ministro de justicia, Ramsey Clark, estudiaron sistemáticamente ese material.

En 1972 Cyril H. Wecht, forense de Allegheny CountyPennsylvania, detractor de los descubrimientos de la Comisión Warren, analizó independientemente la prueba de la autopsia.

Todos coincidieron sin la más mínima discrepancia, en que todos los proyectiles fueron disparados desde arriba y detrás; un análisis de las fibras de la camisa y chaqueta del Presidente demuestra que fueron empujadas hacia adentro por un proyectil que entró desde atrás.

Fueron abrumadoras las pruebas de que los proyectiles disparados contra la limusina del Presidente Kennedy, provinieron de una ventana de los pisos altos del Texas Book Depository, ventana situada arriba y detrás del mandatario.

El fusil, que balísticamente coincidía con los fragmentos disparados contra el coche presidencial, apareció en el sexto piso del Depósito de Libros, así como tres cápsulas de proyectil usadas y disparadas con la misma arma.

Edward Jay Epstein y su equipo multidisciplinario indicaron en “El Mundo Secreto de Lee Harvey Oswald” que, aunque se pueden formular preguntas acerca de la precisión general del fusil Mannlicher Carcano encontrado en el almacén, no caben dudas de que el arma específica puede dispararse con la más absoluta exactitud contra un blanco situado a noventa metros: la distancia que separaba la ventana del coche presidencial. Después del magnicidio, tres agentes del FBI dispararon con ese mismo fusil y de las tres veces, dos dieron en el blanco, en 5.6 segundos.