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De Washington a la península

Por: J. Jesús Esquivel

Washington – En mancuerna, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) con la Oficina para el Control de Bienes Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos mantienen en Cancún, Chetumal y Mérida, investigaciones minuciosas transacciones bancarias presuntamente para blanquear dinero procedente del narcotráfico internacional.

Ambas instituciones gubernamentales siguen pistas financieras en dos vertientes: las que tienen que ver con empresas y ciudadanos de China y lo mismo para el caso de ciudadanos y entidades de Colombia.

La UIF y la OFAC con lupa siguen de cerca los movimientos de capital en las instituciones bancarias y financieras en la península con el objetivo claro de contener el flujo de fondos relacionado en el caso de China, al trasiego de precursores químicos para la producción de fentanilo. Respecto a Colombia, la tarea de la SHCP y del Departamento del Tesoro es cortar la red de lavado de dinero surgido de la exportación a México de cocaína, alcaloide que calladamente se ha vuelto a poner de moda y en alta demanda entre los consumidores estadunidenses.

Para esta columna el tecleador platicó por teléfono hace unos días con un funcionario de la UIF. “Seguir la ruta del dinero es la estrategia más acertada. En la zona vigilamos hasta las transferencias de dinero que se hacen en cantidades módicas; es decir, las que pueden pasar desapercibidas para cualquier persona pero que tienen lazos de una red bien conformada con lazos en Asia y en Sudamérica”, dice la fuente.

El resultado la comunión binacional en inteligencia financiera ya da resultados. La OFAC reveló hace unos días la aplicación de sanciones y designaciones como “narcotraficantes significativos” a 14 personas y 14 entidades de China; todos presuntamente en relación con los cárteles mexicanos, el de Sinaloa y Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).

El blanque de capital en la Península aunque bien asentado, cuenta con una maraña de personeros internacionales.

El gobierno estadunidenses por ejemplo, descubrió que los chinos dedicados a vender precursores químicos y fentanilo puro a los narcos mexicanos mueven también dinero de la Península a Canadá.

De hecho en las acciones recientes que tomó la OFAC contra los ciudadanos y entidades de China, se explica que dos empresas de las 14 sancionadas y una persona de las 14 tienen su sede de operación nada menos y nada más que en Canadá. Ese país norteamericano también colabora en las acciones contra el lavado de dinero pero en menos magnitud y concentrado básicamente a compartir información de inteligencia y a llevar a cabo a detenciones de presuntos involucrados.

Por la sensibilidad del tema y porque se trata de instituciones bancarias y financieras internacionales directa o indirectamente involucradas en el lavado de dinero proveniente de la venta de drogas; la UIF y la OFAC mantienen con un riguroso sigilo todas sus investigaciones.

Los datos de transacciones bancarias y financieras -transferencias electrónicas- de dinero, la SHCP y el Departamento del Tesoro los comparten para integrar expedientes judiciales en las dos naciones; contra las empresas y personas involucradas.

“No hacemos anuncios de lo que ya tenemos investigado y corroborado porque sería adelantarle a los involucrados que en algún momento los vamos a acusar formalmente, en Estados Unidos como aquí en México. La mejor ofensiva contra el lavado de dinero es la inteligencia y el cotejo de datos a nivel binacional e internacional”, subrayó el funcionario de la UIF en la conversación para esta columna.

Es imposible que los cárteles mexicanos no utilicen a instituciones bancarias y financieras ubicadas en la Península para lavar los millones y millones de dólares y euros que les genera el negocio.

Cancún y Mérida más que Chetumal, son puntos irremplazables geográficamente para las transacciones de dinero y de narcotráfico ligadas a los precursores químicos, el fentanilo y la cocaína.

El CJNG y el de Sinaloa cuentan en la región con operadores especializados en materia bancaria y financiera que llevan a cabo movimientos quirúrgicos de capital para dejar el menos rastro posible.

En la Península la corrupción gubernamental impide mayores acciones de la UIF y la OFAC, de acuerdo a la fuente consultada.