Por: J. Jesús Esquivel
Washington – “Política robalera e hipócritas de avanzada”, fueron dos de las frases que utilizó el presidente Andrés Manuel López Obrador la semana pasada para descalificar a quienes pusieron en entredicho el reconocimiento que otorgó al general en retiro, Salvador Cienfuegos Zepeda, por haber sido director del Heroico Colegio Militar.
Las cejas de muchos se levantaron en el país al enterarse del evento en Perote, Veracruz, en donde AMLO entregó el reconocimiento a Cienfuegos Zepeda, Secretario de la Defensa Nacional en el sexenio de Enrique Peña Nieto.
El acto y hecho en Perote, simbólicamente consumó la Cuarta Transformación del sexenio de AMLO en el militarismo de México.
La molestia y coraje del presidente por las críticas que se hicieron por el reconocimiento a Cienfuegos Zepeda, emanan de hechos relevantes del papel que pudo tener el general en retiro en el Crimen de Estado por la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa y, por la acusación que le impugnó el gobierno de Estados Unidos relacionada con el narcotráfico, específicamente con la fracción del Cártel de Sinaloa comandada por los Beltrán Leyva.
Del primer punto, AMLO aclaró que Cienfuegos Zepeda no está señalado “directamente” en las investigaciones de la desaparición de los 43 normalistas. Al señor presidente hay que recordarle que nadie acusa directamente a su general defendido de manera directa. Reiterarle que inmediatamente después de que se consumara ese Crimen de Estado en Iguala, el entonces titular de la Sedena en medio del auge del sexenio de Peña Nieto, deslindo a cualquier integrante de las fuerzas armadas en esa atrocidad. AMLO debería recordar que fue gracias a las pesquisas de los integrantes del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) a quienes ahora desdeña, que se desmoronó la “verdad histórica” para dejarla como “mentira histórica”; montada alrededor del crimen por Jesús Murillo Karam, encarcelado por su participación y Procurador General de la República con Peña Nieto. Eso no es todo, el GIEI logró descubrir que sí hubo militares involucrados y varios de ellos están detenidos, lo que en otras palabras expone que Cienfuegos Zepeda con el deslinde inmediato que hizo de jefes marciales formó parte de la arquitectura de la “mentira histórica” que hoy AMLO alardea tanto.
La defensa sin cuartel a Cienfuegos Zepeda de AMLO en referencia al caso de la acusación, detención y eventual repatriación del general en Estados Unidos fue como el caso de Ayotzinapa; un argumento con desinformación. El mandatario subrayó que la DEA acusó al general con falsedades porque pretendía debilitar a las fuerzas armadas mexicanas y básicamente que por eso lo regresaron de Estados Unidos.
Sin ser robalo -tilde usado por AMLO para denostar a críticos por el caso Cienfuegos Zepeda-, este año salió en librerías un trabajo de la autoría de este tecleador: ‘A sus órdenes, mi general, el caso Cienfuegos y la sumisión de AMLO ante el poder militar (Grijalbo)’.
En ese trabajo hice una recreación de la imputación de narcotráfico al general por parte del Departamento de Justicia estadunidense.
En palabras de los protagonistas de ambos gobiernos, entre estos Marcelo Ebrard, en ese momento Secretario de Relaciones Exteriores de AMLO, se hizo una cronología de los acontecimientos en torno al caso y de las negociaciones para lograr la exoneración del general.
Con palabras de Ebrard y subrayó que el libro publicado en abril de este año nunca ha sido desmentido ni en México y menos en Estados Unidos, se enfatiza que AMLO puso un ultimátum al Departamento de Justicia gringo entonces bajo el gobierno de Donald Trump. O regresaban sin cargos a Cienfuegos Zepeda y lo antes posible o salen expulsados de México los 54 agentes de la DEA.
La respuesta no se hizo esperar, Trump claudicó y Cienfuegos Zepeda fue repatriado para casi de inmediato ser también exculpado por la Fiscalía General de la República en manos de Alejandro Gertz Manero.
Hay un apunte más en ese trabajo y posiblemente el más relevante.
Ante los temores (fundados) de que el gobierno de México no tocaría ni con el pétalo de una rosa a Cienfuegos Zepeda que así ocurrió; el Departamento de Justicia de los Estados Unidos no entregó al gobierno de López Obrador todo el expediente criminal en contra del general por las imputaciones de su presunta relación con el Cártel de Sinaloa, la hoy tan conocida “Operación Padrino”.