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Desafío

  • Momentos Críticos
  • Misoginia Evidente

Por Rafael Loret de Mola

        Momentos críticos hacia fuera y por dentro. Nuestra política exterior es un verdadero desastre. El mandante pelafustán, ya completamente desorientado, optó por acercarse a dos gobiernos con tendencias comunistas, el de Colombia con Gustavo Petro a la cabeza, y el de Chile jefaturado por el inquietante Gabriel Boric, desairando, al mismo tiempo, a la reunión cumbre del G-20, trascendental como nunca por cuanto a los conflictos bélicos y las pugnas internacionales, en India donde reside el primer ministro Narendra Modi, estupendamente evaluado, y en donde es presidenta Draupadi Murmu en la era del empoderamiento femenino.

       El gobierno de la 4T decidió enviar a Nueva Delhi, en representación de AMLO, a la Secretaria de Economía, Raquel Buenrostro Sánchez, quien llegó al evento con un camisón verde-azul y unos crocs, los tenis de moda con alto valor pero absolutamente impropios para una ceremonia de tal magnitud. Fue la nota chispeante entre los mandatarios selectos por la fuerza de su economía con excepción de los de Rusia y China quienes se abstuvieron por motivos más que evidentes: están construyendo las trincheras para una nueva guerra comercial y acaso una medición de fuerzas bélicas. Y a una reunión así llega la señora Buenrostro sin fundamentos ni experiencia para representar a la triste administración mexicana cuyo mandante se mantenía coqueteando con Petro y Boric concluyendo, además, que la guerra contra las drogas “es un fracaso”. Esto es: tirando la toalla para que los sicarios tomen el ring.

        A este punto nos ha arrastrado la incongruencia de Andrés quien ha dedicado los meses recientes, a un año y días del término constitucional de su mandato -él asegura que se retirará pero hace lo posible para continuar mandando de manera indefinida-, a encabezar una campaña descocada a favor de su marioneta -que no favorita- Claudia Sheinbaum.

      Por cierto, la ridícula entrega del bastón de mando, primero en el restaurante “El Mayor” en privado y después, a las afueras de la librería Porrúa con unos cuantos adeptos -los gobernadores acarreados en horas laborables y algunos dirigentes de la Morena que ya es prieta por deslavada-, resultó contraproducente para la campaña de la señora Sheinbaum, acaso una de los aspirantes a la silla presidencial más desangelado (a), al convertirse en un hecho “sin precedentes” en cuanto a la exclusión de los pueblos originarios que son los encargados de custodiar el célebre bastón -encargado a un artesano de Tlaxcala y obsequiado por la gobernadora de esta entidad, Lorena Cuéllar Cisneros, nieta de dos ex mandatarios priistas- y por lo que se determinó como un supuesto simbolismo y se convirtió en un espejo para observar el verdadero rostro de la infecunda 4T.

        Pobre de Andrés tan cansado que intentó con ello quitarse de encima las presiones de los morenistas en busca de candidaturas a nueve gobiernos estatales -evitó que Zoé Robledo, tan cuestionado, fuera a Chiapas-, 124 senadores y 500 diputados además de más de mil alcaldes y congresos estatales. La “finta” es ridícula porque el palomeo lo hará él y no ella, tan poco firme, quien con trabajo pudo sobrellevar la primera reunión como “coordinadora” de Morena y adherentes y acabó designando a ¡Adán Augusto López Hernández, su adversario en la lid interna de su partido, como coordinador de su campaña! Esto es por coordinadores no paramos.

       La Anécdota

       Mientras tanto las agresiones misóginas desde el Palacio Nacional no cesan. Primero, la no primera dama parece muy incómoda por los desaires de su consorte y los rumores que la comprometen; segundo, la obcecada persecución a Xóchitl Gálvez hasta inventándole discursos y posturas que no ha expuesto jamás tratando de intimidarla con presuntas denuncias penales; tercero, la agresión a la alcaldesa de Tepic, Geraldine Ponce, por parte, según ella, del gobernador de Nayarit Miguel Ángel Navarro, allanando su domicilio para aprehender a su jefe de gabinete y presunto padre de su hijita de cuatro meses, Alejandro Galván, compromete también al pasajero habitante de Palacio Nacional por la otrora cercanía que mantuvo con la señora Ponce hasta el nacimiento de su bebé. ¿Quién es el verdadero progenitor? La duda semblantea el techo del Palacio y sus gatopardos.

        Y, claro, en este tenor la candidatura anticipada de la Sheinbaum -aunque sea por ahora solo coordinadora pero no pocas veces se le escucha adjudicarse con premura la banda tricolor-, va a la par con el intento de AMLO de no soltarla y mantenerla bajo sus pantalones más allá del fin de su casi sexenio -expira el 30 de septiembre de 2024-, y de la cesión del bastón sin siquiera valor alguno salvo el labrado de su autor.

        En otros tiempos la apoteosis del “destape” -menor al desaseado modelo de las encuestas absurdas con un campo de hasta doce mil quinientas personas que decidieron por todos los militantes del partido en el poder-, daba lugar a la inevitable declinación del presidente para exaltar las virtudes del abanderado oficial -sin bastón ni marionetas-, hasta la consumación de su victoria inevitable. Así fue, sin duda, hasta 1993 y 1994, los años de los magnicidios y la barbarie económica, moral y política, que está por repetirse en el transcurso de este ciclo por cuanto alienta Andrés su bochornosa conducta contra sus adversarios convirtiéndose en el verdadero director de las aspiraciones de la señora Sheinbaum, la mujer que manchó sus actuaciones como jefa de gobierno de la CDMX y antes delegada de Tlalpan, con la matanza de 26 personas en la L12 del Metro y el desplome del colegio Enrique Rébsamen con saldo 19 niños y nueve adultos muertos. La versión femenina de Poncio Pilatos pero con la misma mirada perturbadora. Obsérvenla bien.

       Transitamos entre el aislamiento y la misoginia; entre la demagogia y el despilfarro -el Tren Maya, con los 120 mil millones de pesos solicitados para 2024, llegará a un costo de medio BILLÓN DE PESOS-; entre el horror y la vista gorda. Total: la guerra contra las drogas es un fracaso para México y Colombia y, en general, para las relaciones internacionales del país con Marcelo Ebrard ya fuera de la jugada.

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