*En Yucatán no hay obra pública importante que beneficie a los ciudadanos, hay negocios con contratistas selectos
*La frontera entre los que gobiernan, los que organizan elecciones y los poderosos empresarios no existe en tierras yucatecas, son familia
*Y aunque saltan a la vista las corruptelas, la Fiscalía dice que trabaja pero en realidad no hay “peces gordos” enjuiciados por desfalco a la hacienda pública, solo brincan de puesto en puesto y de partido en partido, buscando no perder el fuero
Redacción / Sol Yucatán
La corrupción y malos servicios en los Ayuntamientos yucatecos parece haberse convertido en el “modus operandi” normal, como parte de la administración pública en Yucatán, bajo la complacencia de la Fiscalía Anticorrupción, que justifica y justifica que si trabaja, pero no es cierto, está a la vista de todo el que lo quiera ver, la manera ruin en que hacen negocios los funcionarios y como quedan impunes.
Pareciera a veces que en Yucatán no ha pasado el tiempo desde la conquista, y cuando los españoles trajeron consigo una forma de gobernar que atentaba contra la vida misma de los autóctonos.
Y tampoco pareciera que ha pasado el tiempo cuando se desató la guerra de castas, y cuando la mayor parte de la gente pobre era esclavizada una o sobajada otra, de manera que se pasara por encima de sus intereses y desde luego de su vida misma; en las haciendas henequeneras por excelencia se les pagaba en la tienda de raya, los surtían de sus víveres a precios que el patrón ponía y si sobraba les daban los céntimos y si no, les seguían engordando la cuenta.
Los hacendados, los que gobernaban, los que repartían el poder se asumían dueños de la vida y los haberes de todo lo que se asentaba en tierras yucatecas y con total impunidad eran corruptos y no les importaban cómo vivían sus gobernados, sino seguirse enriqueciendo, a costa de lo que sea.
Seguramente hubo excepciones para que se confirmara la regla.
Un ejemplo lo podemos ver en la vida, obra y muerte del luchador social que no político, aunque llegó a ser diputado y gobernador, Felipe Carrillo Puerto, uno de los primeros gobernantes que defendían los intereses de los pobres, de los mayas a quienes les llevó educación, estaba en contra de los mercaderes de la política, de los clasistas, ¿y qué le pasó? Lo mataron, porque estorbaba a los caciques, hacendados y grandes hombres de negocios de la época, no iba de la mano con ellos, ni les daba a ganar tanto como otros lo hacían y su persecución fue pública, para que todos vieran lo que les pasaba a los que pensaban en la gente pobre, lo mandaron a fusilar con miembros de su familia y colaboradores cercanos.
Ahora en pleno 2023 pareciera que el tiempo se detuvo en los usos y costumbres de la política yucateca. La gente del poder sigue haciendo negocios y enriqueciéndose a manos llenas con políticos y funcionarios, ellos son los que deciden quien puede ostentar un cargo público y cómo lo van a cobrar.
No hay fronteras entre el poder público y el poder empresarial, ni las elecciones para elegir gobernantes. Un ejemplo con el gobierno de Mauricio Vila es la poderosa familia Rosas Moya, un miembro prominente es una influyente secretaria de Administración y Finanzas del gobierno estatal y otra hermana de esta poderosa funcionaria, era la presidenta del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Yucatán, el organismo que organiza las elecciones, y los otros miembros de la familia son empresarios dueños de muchos de los negocios más importantes en la Península y más allá.
¿Si queda claro que seguimos como en el pasado?
Bajo estas circunstancias claro que no hay sanciones serias, ni castigos ejemplares para alcaldes corruptos, para empresarios vinculados a los contratos municipales y estatales, y obvio, las políticas públicas de gobierno se alinean con los estándares de comercio y negocio, no con las necesidades de la gente.
¿Será casualidad que Yucatán con tanta riqueza sea uno de los estados con mayor pobreza?
En Yucatán no hay obra pública importante que beneficie a los ciudadanos, hay negocios con contratistas selectos y las autoridades dan algunos apoyos sociales para mitigar un poquito su pobreza y el hambre y que no les reclamen que se llevan todo.
Hay muchos municipios donde todavía son los caciques locales los que deciden qué hacer y cómo hacerlo, un ejemplo es Chichén Itzá, donde una familia deciden quien es artesano y comerciante permitido en la zona arqueológica federal y si aceptan o no al director del sitio, claro que estamos hablando de un negocio de cuando menos mil millones de pesos al año, simplemente en entradas pagadas sumaron 700 millones de pesos, ¿cuánto cree que generó en compra de recuerdos y alimentos?
Es urgente erradicar la corrupción gubernamental, desde los Ayuntamientos hasta los 3 niveles del poder, así como la familia es la base de la sociedad, la primera célula de administración pública es el cabildo de un municipio, de ahí salen los gobernadores, mientras se tolere a corruptos en el poder en Yucatán, habrá gente pobre y un puñado de políticos y empresarios muy ricos.
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