EDIFICIO NUEVO LEÓN: ASESINADO CON ARMA BLANCA

- Una copia fotoestática de la cartilla del Servicio Militar Nacional, los detectives supieron que el contador nació en Mérida, Yucatán, el 4 de diciembre de 1940, era hijo de Esteban Vega y Catalina Manzanilla.
Corresponsalías Nacionales/Grupo Sol Corporativo
(Tercera de siete partes)
Ciudad de México.- Por una copia fotoestática de la cartilla del Servicio Militar Nacional, los detectives supieron que el contador nació en Mérida, Yucatán, el 4 de diciembre de 1940, era hijo de Esteban Vega y Catalina Manzanilla.
Como se recordará, en el edificio Nuevo León, un joven contador fue asesinado con arma blanca en su lujoso departamento, y al parecer, el crimen no fue esclarecido como ocurría casi siempre que intervenían homosexuales.
En una mesilla fueron encontradas algunas huellas digitales, también había documentos de dos personas conocidas del ahora occiso, y en un papel podía leerse: “Acta número 32471/70, 24 de agosto de 1970, iniciada en la décima delegación, Teléfono 583-69-72”. (La policía no dio a conocer de qué trataba el documento).
En la tercera delegación se tomó conocimiento del homicidio y se dijo que difícilmente se resolvería, aunque no se descartaba la posibilidad de que algún vecino proporcionara datos sobre la identidad de los agresores, quienes habrían comenzado el ataque en el elevador del trágico edificio Nuevo León.
Al día siguiente, durante la autopsia de ley en el Servicio Médico Forense, ubicado en la Colonia de los Doctores, de la ciudad de México, se comprobó que Raúl Esteban Vega Manzanilla logró arrancar cabellos a unos de sus agresores, tenía fuertemente asidos esos cabellos en la mano derecha.
Los cabellos tenían color castaño y pertenecían a una persona joven. La policía investigó también que el ahora extinto había asistido a una fiesta en Georgia 130, departamento 103, Colonia Nápoles. De allí habría salido acompañado de Carmen González Carrillo y Julieta Hidalgo, con domicilio en Insurgentes Sur 899.
Ellas hablaron de un sospechoso, jalisciense, quien posiblemente se ocultó en Puerto Vallarta, Jalisco. El presunto era asiduo amigo del hoy desaparecido.
Como para “suavizar” las averiguaciones, se rumoró que el contador “cortejaba, al parecer a una aeromoza atractiva”, aunque los comentarios de inquilinos del Nuevo León aseguraban que nunca le vieron una novia ni una amiga en el enorme inmueble.