*Celaya, la ciudad más peligrosa del mundo
*Guerra a muerte entre el CJNG y Santa Rosa de Lima
*Control del huachicol y las drogas sintéticas el móvil
*En el 2020, 176 masacres; en lo que va del año suman ya 18
*Estados Unidos mantiene su alerta para evitar que visiten Guanajuato
Redacción/Sol Quintana Roo/Sol Yucatán/Sol Campeche/La Opinión de México
Guanajuato.- Colindante con Zacatecas, San Luis Potosí, Querétaro, Michoacán y Jalisco, con más de 6 millones de habitantes, es el estado más violento e inseguro de toda la República Mexicana y la Ciudad de Celaya, la más peligrosa del mundo.
Así lo revelan cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que, con 8 mil 680 homicidios dolosos ocurridos en Guanajuato, durante los 28 meses de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, coloca al estado como el más violento e inseguro del país.
Estadísticas del SESNSP, señalan que en el 2019 ocurrieron 35 mil 588 crímenes y de ellos, 2 mil 854 fueron en Guanajuato; el 2020 cerró con 34 mil 648, una mínima reducción a nivel general, pero ahí, donde “la vida no vale nada”, hubo un significativo aumento con 4 mil 750 homicidios dolosos, casi el doble.
Y la espiral de violencia se mantiene igual, ya que, en enero de este año, se registraron 329 asesinatos; en febrero, 254; en marzo 308 y hasta el martes 20, se habían cometido 216 crímenes, para un total de mil 101 homicidios dolosos en los primeros 110 días del año, es decir un promedio de 10.9 asesinatos diarios.
Por otra parte, el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, conforme al Ranking 2020, señala que, de las 50 ciudades más violentas del mundo, Celaya ocupa el primer lugar como la más peligrosa del mundo.
De acuerdo al CCSPJP, siete de las 10 ciudades más peligrosas del mundo se encuentran en México: Tijuana, Baja California; Ciudad Juárez, Chihuahua; Ciudad Obregón, Sonora; Irapuato, Guanajuato; Ensenada, Baja California y Uruapan, Michoacán.
El top 10 lo complementan la ciudad estadounidense St. Louis, el municipio brasileño, Feira de Santana y Cape Town (Ciudad del Cabo), localizada en Sudáfrica.
Asimismo, la organización civil Causa en Común, al presentar su “Informe Anual de Atrocidades 2020”, reportó que Guanajuato fue el estado con el mayor número de masacres cometidas en todo el país.
Destaca que en el 2020 ocurrieron en el país 672 masacres y de ellas 176 tuvieron lugar en Guanajuato.
Esa información, precisó Teresa García, investigadora de dicha organización civil, deriva de un acucioso estudio, basado en autores como Thomas G. Bowers, Eric S. Holmes y Ashley Rhom, en el que se considera como masacre al asesinato de tres o más personas en un mismo hecho.
POR QUÉ SE RECRUDECIÓ LA VIOLENCIA EN GUANAJUATO
Desde hace años, antes de la presente administración, Guanajuato ha sido un territorio disputado por la delincuencia organizada y no precisamente por el robo de hidrocarburos, llamado coloquialmente “huahicoleo” que ha sido el “oro negro” para la delincuencia, sino por la elaboración de las drogas sintéticas que ha cobrado relevancia en la entidad.
No obstante, dentro de esa sorda lucha se mantenía una especie de “pax narca”, es decir que, aunque se registraban hechos violentos y homicidios no habían llegado a niveles tan altos como los que ahora se registran.
Cabe recordar que, en los primeros días de su administración, en diciembre de 2018, Andrés Manuel López Obrador quiso poner a prueba el inmenso bono político ganado en las elecciones que lo llevaron al poder y, emulando a Felipe Calderón que declaró la guerra a las drogas, él hizo lo mismo al huachicoleo.
Entre las medidas adoptadas, dentro de una estrategia diseñala en las rodillas, además del simulado combate a los ladrones de hidrocarburos, decidió cerrar las válvulas de al menos cuatro de los 13 oleoductos de Petróleos Mexicanos, para evitar, según él, que las bandas de «huachicoleros” extrajeran gasolina de los ductos.
Debe destacarse que no ha logrado impedir que siga el “huachicoleo”, pero en cambio sí interrumpió el suministro a decenas de ciudades en los estados de México, Michoacán, Guanajuato, Aguascalientes, Jalisco, Querétaro y Tamaulipas.
Las consecuencias no se hicieron esperar y los primeros días del año nadie hablaba de otra cosa. El miedo al desabasto llenó de largas filas las gasolineras. Había autos durante la madrugada para ser los primeros en poder cargar combustible.
Las pérdidas fueron multimillonarias y la violencia se recrudeció en la entidad, ante la falta de combustible que mucho tiempo antes ya estaba en permanente disputa entre los cárteles de Santa Rosa de Lima y el de Jalisco Nueva Generación.
El mes de noviembre de 2018, al término del sexenio de Enrique Peña Nieto, Guanajuato terminó con 183 muertos y tras la simulada guerra al huachicoleo, en el primer mes de gobierno de López, el mes de diciembre, concluyó con 274 homicidios dolosos, la mayoría ejecuciones.
En enero de 2019 se observó la misma tendencia, pues la cifra fue de 287 y a partir de ahí, Guanajuato no ha dejado el nada honroso primer ligar como el estado más violento e inseguro con el mayor número de muertes violentas.
Mes a mes y año tras año se mantiene en esa posición: el año de 2019 acabó con 35 mil 588 muertes violentas y el 2020, con 34 mil 648, una reducción de 940 crímenes, aunque el estado de Guanajuato ha seguido ocupando el primer sitio en asesinatos.
Las consecuencias de la encarnizada lucha por el control del estado, entre el Cártel de Santa Rosa de Lima, encabezado por José Antonio Yépez Ortiz, “El Marro” y Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, del Cártel Jalisco Nueva Generación comenzaron a resentirse de manera brutal en la entidad.
En 2018, el último del sexenio de Peña Nieto, se registraron 2 mil 609 homicidios dolosos en Guanajuato; en 2019, 2 mil 854, pero en el 2020, sin duda el más violento, la mortal cifra se disparó a 4 mil 750.
En enero de este año, 329; febrero, 251; marzo, 308 y hasta el martes 20 de este mes de abril, ya iban 216 muertes violentas.
GUANAJUATO SERÁ UN FARO SEGURO PARA LAS INVERSIONES
Bajo la misma óptica del presidente López Obrador, el gobernador del estado, el panista Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, al tomar posesión de su cargo el 28 de septiembre de 2019, negó la crítica situación prevaleciente en el estado y afirmó que va a ser el estado más seguro de la República Mexicana.
Igual que López Obrador, al poco tiempo de ser ungido como gobernante, declaró:
“En los primeros meses de mi sexenio se recuperó el estado de derecho en Guanajuato”, dijo en diciembre de 2018 y fue más allá cuando aseguró en agosto de 2019, “al término de mi sexenio, Guanajuato será el estado más seguro del país”.
“Guanajuato va a ser el primer estado que va a resolver realmente el problema de la inseguridad y se va a convertir en un faro para las inversiones en este país, porque vamos a tener el estado más seguro: ese es mi compromiso, para eso llegué aquí de gobernador», blofeó.
A dos años y medio de gobierno de Rodríguez Vallego y López Obrador el problema no sólo no se ha minimizado, sino que la situación se tornó alarmante.
La inseguridad es tal, que la embajada de estados Unidos mantiene restricciones de viaje para quienes viajen a México, con recomendaciones especiales en cuanto al riesgo que corren al visitar Celaya, Salamanca e Irapuato.
Se dijo que la creciente violencia era motivada por la guerra a muerte entre José Antonio Yépez Ortiz, “El Marro”, líder del Cártel Sana Rosa de Lima y el Cártel de Jalisco, encabezado por Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho” y tanto López Obrador como Rodríguez Vallejo se comprometieron a acabar con el problema.
En el caso del “Marro” fue capturado el 2 de agosto 2020, después de una larga e intensa persecución, pero la violencia en Guanajuato continuó a pesar de la captura del cabecilla de una de las principales organizaciones criminales.
Del otro capo, “El Mencho”, se ha dicho una y otra vez que será detenido, lo cierto es que sigue prófugo y operando y cada día crece más su organización y se apodera de más estados de la República, con presencia ya en 27 entidades.
Dos meses después de la captura de Yépez Ortiz, Guanajuato entró en una aparente calma, pero sólo duró ese breve lapso, ya que siguió y sigue siendo el estado más violento de México, enfrascado en una guerra territorial en la que siguen participando los rescoldos del CSRL, pero ahora no sólo contra la organización de Jalisco, sino con otros grupos que aprovecharon el vacío del “Marro” para tratar de apoderarse de la zona.
Pese a ello, Alfonso Durazo Montaño, entonces Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana y ahora aspirante a la gubernatura de Sonora por MORENA, afirmó que los homicidios habían disminuido en Guanajuato desde el arresto de Yépez y afirmó que, si bien el gobierno aún no podía cantar victoria, “la situación se ve más positiva y terminará por volver a la normalidad”.
Pero la situación empeoró, pues de cada ocho homicidios ocurridos entre enero y agosto de 2020, al menos uno sucedió en Guanajuato y en los primeros 29 días de septiembre se registraron 356 víctimas de homicidio, según estadísticas diarias de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.
El analista en seguridad Alejandro Hope, de la Universidad de Pennsylvania, señaló que hubo algunas semanas de “relativa paz” después del arresto de Yépez, pero la aparente tranquilidad terminó en septiembre, al darse un rompimiento por disputas entre los mismos integrantes del grupo para ver quién sucedería al “Marro”.
Lo trágico de esa situación, fue que la caída del “Marro” sólo significó el principio del horror en que quedaría hundido Guanajuato.
La guerra entre las organizaciones criminales ha dejado una estela de sangre, pues a pesar de la escasa movilidad limitada por la pandemia del coronavirus, la violencia no ha dado tregua en Guanajuato ya que en el 2020 se registraron decenas de masacres.
Entre ellas el ataque al centro nocturno “La Cabaña del Toro”, en el municipio Jaral del Progreso, el 27 de septiembre, que cobró la vida de 12 personas, ocho hombres y cuatro mujeres.
Solo unas horas más tarde se reportó otro multihomicidio, en Salamanca. Tres taqueros, dos hombres y una mujer, fueron blanco de una embestida al llegar a su domicilio después de la venta del día.
Un día antes, el 26 de septiembre, el estado ya se había despertado de luto con el asesinato de cinco hombres baleados e incinerados en la comunidad de Santa Clara, en Acámbaro.
Antes, el 22 de septiembre, cinco personas fueron ejecutadas en la taquería “El Cuñado”, en la ciudad de Irapuato.
En el mismo mes de agosto, pese a la detención del “Marro”, se contabilizaron 270 víctimas, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Ese mes los cuerpos de siete hombres fueron encontrados con disparos de arma de fuego sobre un pastizal, a un costado de la carretera La Ceja-El Fresno, en el municipio de Jerécuaro.
El hecho ocurrió sólo dos días después que 26 internos del anexo “Recuperando mi vida”, en Irapuato, fueran asesinados. Según la Secretaría de Seguridad Ciudadana del municipio, el anexo operaba de manera clandestina pues no tenía los permisos correspondientes, además de que, presumiblemente, estaba relacionado con el CJNG.
Los anexos de León, Silao, Abasolo y Romita, también han sido blanco de la delincuencia, porque se dijo que eran solamente una fachada ya que realmente se trataba de casas de seguridad. También se manejó la versión de que los ataques obedecieron a que los internos querían salirse del cártel al que pertenecían o bien que eran acciones intimidatorias de tal o cual grupo que quería ponerlos a su servicio.
El 19 de junio, cuatro adultos y una niña de dos años de edad, todos integrantes de una familia, fueron asesinados dentro del domicilio de la Colonia Campo Amor, en el municipio de Celaya.
El 2 de mayo, cinco hombres y una mujer fueron asesinados al interior de una vivienda de la calle San Nicolás, colonia San Agustín, al oeste del municipio de Moroleón.
El 6 de febrero, cuatro hombres y una mujer fueron victimados afuera de una vivienda de la Colonia Bellavista, en el municipio de Irapuato.
En la lista de masacres ocurridas al sur de Guanajuato, aparecen los municipios de Celaya e Irapuato, con cuatro matanzas cada uno; Jerécuaro, con dos; así como Jaral del Progreso, Moroleón, Acámbaro y Tarimoro, con una masacre cada uno.
En una emboscada, cinco policías de Seguridad Pública del Estado fueron asesinados sobre la vía Apaseo El Alto- Jerécuaro.
Según estadísticas oficiales, Guanajuato fue el estado que mayor número de masacres ha registrado, se estima que al cierre de 2020 ocurría una cada 18 días.
Sin embargo, Guanajuato empezó este 2021 como terminó el 2020: en nueve días se registraron al menos tres masacres.
En la última, cuatro adultos y un bebé de un año fueron asesinados en la ciudad de Celaya. Los asesinos quemaron la casa situada en el fraccionamiento Privada del Pedregal.
En el mismo municipio, nueve personas fueron asesinadas a balazos en el interior de un domicilio donde se llevaba a cabo un velorio, en la colonia Arboledas de San Rafael en Celaya.
El ataque ocurrió en la calle Chapultepec, donde poco antes se reportó el asesinato de una mujer. Un comando arribó a la casa marcada con el número 102, donde se velaba a un hombre que había sido ejecutado dos días atrás.
Lo sujetos dispararon contra los dolientes. Nueve de ellos fueron alcanzados por las balas. Sobre el camellón, frente a la vivienda, quedaron siete personas sin vida, una más unos metros adelante y al costado de un poste, en la misma calle, quedó el cadáver de otro hombre.
El 4 de enero, cinco personas fueron acribilladas en un departamento en el municipio de León, el más grande del estado, con lo que sumaron 18 personas asesinadas en las primeras tres masacres en Guanajuato.
El sábado 23 de enero en la colonia El Coecillo, de la Ciudad de León, toda una familia fue ultimada a balazos en interior de su domicilio. Cinco personas fueron asesinadas, entre ellas un menor de 13 años. Hubo dos sobrevivientes y en la casa se encontraron rastros de droga.
El 25 de enero, sino presuntos miembros del Cártel Santa Rosa de Lima, fueron abatidos durante un enfrentamiento en el municipio Santa Cruz de Juventino Rosas, en la comunidad San José de Manantiales. Durante un recorrido de vigilancia los efectivos policíacos detectaron a dos hombres a bordo de un cuatrimoto, uno de ellos llevaba un arma larga.
Al verse descubiertos dispararon contra los policías estatales. Se produjo el enfrentamiento y después la persecución. Los agresores trataron de entrar a un inmueble donde se encontraban otros presuntos cómplices que también dispararon contra de los policías.
En apoyo llegaron elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional, la Guardia Nacional y la Fiscalía General de la República. El saldo fue de cinco gatilleros abatidos y el aseguramiento del inmueble en el que se encontró droga, cartuchos, armas, poncha-llantas, vehículos, cartulinas alusivas al Cártel Jalisco y chalecos antibalas.
En otra acción, el 13 de enero el panista Juan Antonio Acosta Cana, precandidato a la alcaldía de Santa Cruz de Juventino Rosas, fue baleado mientras se ejercitaba en la calle Venustiano Carranza.
A mediados del pasado mes de marzo, un grupo de hombres armados irrumpió en el hotel Comonfort, en el centro de Guanajuato, Cinco huéspedes fueron asesinados y cuatro más resultaron heridos.
Esa fue la décimo octava masacre ocurrida en el 2021 en Guanajuato.
Medio año antes, en su mañanera del 18 de septiembre, luego de ver la portada del diario Reforma que decía: “Suma México 45 masacres”, López Obrador, lejos de reconocer y admitir la gravedad de la situación, volvió a referirse a los ataques de la prensa en su contra y señaló con sorna:
“Ahí están las masacres, je, je, je. Son predecibles, muy obvios”, y echó la culpa a los conservadores.
Tales aseveraciones reconformaron la sesgada visión que el presiente tiene de la realidad, pues durante su Segundo Informe de Gobierno aseguró: “En México ya no hay torturas, desapariciones ni masacres; se respetan los derechos humanos y se castiga al culpable sea quien sea, ya no es como antes”.
Ese mismo panorama lo tiene Rosa Icela Rodríguez Velázquez. Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, quien dijo que en el trimestre de 2020 hubo una disminución en los delitos de homicidio y feminicidio.
“Gracias a las acciones de seguridad implementadas en el primer trimestre del año, los delitos de homicidio doloso y feminicidio, registraron una reducción respecto al mismo periodo de 2020”, sostuvo Rodríguez Velázquez.
Ese es el panorama que quiere ver el gobierno federal, en cuanto a la violencia e inseguridad que priva en el estado, contraria a la percepción que tienen los millones de guanajuatenses que cada día se sienten más inseguros y a merced del crimen organizado, sin que los encargados de velar por su seguridad cumplan con su cometido.