La extinción del FONDEN…

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  • Golpe de Tecla

Por Noé Zavaleta

La férrea y testadura línea política de “austeridad republicana” del Gobierno de la Cuarta Transformación orilló a la extinción -sin cuestionamiento alguno- del Fondo Nacional para los Desastres Naturales, mejor conocido como el FONDEN, so pretexto de que era un programa donde pululaba la corrupción, nunca repararon, en que era una herramienta gubernamental, política y de administración pública para atender contingencias climatológicas como la reciente devastación en las costas de Guerrero, principalmente en su balneario turístico más importante como lo es Acapulco, tras el paso del huracán Otis.

El FONDEN, administrado por la Secretaría de Protección Civil y coordinado a su vez con los distintos gobiernos estatales y municipales, permitía actuar de inmediato, en la atención de primera necesidad para abastecer víveres, colchonetas, agua a los más necesitados. Albergarlos en un lugar seguro si fuese necesario e incluso posteriormente reparar caminos y construir muros de contención para prevenir -en la medida de lo posible- futuras catatosfres de mayores dimensiones.

Antes del gobierno de la Cuarta Transformación, el FONDEN tenía una etiqueta que rondaba los seis mil a siete mil millones de pesos por años y que permitía y presionaba a los gobiernos estatales a destinar igual número de recursos, por cada peso aportado por el Gobierno Federal para atender las emergencias provocadas por lo desastres naturales. Desde una tormenta tropical, una sequía, una surada, un huracán e incluso un terremoto.

Hoy, sacamos a colación la extinción del FONDEN, porque en la devastación que ocasionó OTIS el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no tiene idea ni de por donde, ni cómo arrancar la reconstrucción de Acapulco. La segunda joya turística de México, solo detrás de la Riviera Maya.

El propio López Obrador lo ha dicho, la reconstrucción de Acapulco, tardará más-menos unos dos años. De mientras, la gente de Acapulco y municipios alrededores de Guerrero continúan desesperadas, esperando el apoyo, la sociedad que alguna vez ha caído en la criminalidad no cesa con los saqueos, con el tráfico de ayuda, sembrando incertidumbre, más aún de la que ya persiste en ese balneario turístico.

En los videos difundidos en redes sociales, de saqueos, de peticiones de ayuda, de gente desesperado pidiendo el regreso de los suyos, aunque sea en ataúdes, puede dar un poco la magnitud de la desesperación que se está viviendo en las costas de Guerrero.

Las fotografías que se han difundido a nivel nacional e internacional son desaladoras: Imágenes de hoteles All Inclusive y de los llamados cinco diamantes, dañados en sus fachadas como sí hubieran estado de un bombardeo militar o de un enfrentamiento del narcotráfico.

En altamar, decenas de guerrerenses desaparecidos. Se contabilizan -al cierre de está edición- medio centenar de muertos. Algunos aseguran que son más de cien y otro tanto igual de desaparecidos. Hay una danza de cifras y especulaciones, como siempre sucede en tiempos de tragedia.

Este gobierno -casi saliente- de Andrés Manuel López Obrador ha tenido varios aciertos y desaciertos; sin embargo, a un futuro inmediato, a la Cuarta Transformación se le podrá recordar por lo poco competente e insensible que ha sido en situaciones de desastres, como la recientemente ocurrida por el huracán Otis.

Y a final del día, a veces, la incompetencia o poca pericia para tomar decisiones gubernamentales, como la extinción del FONDEN, sin reparar en sus catastróficos efectos a futuro también son un claro sinónimo de corrupción.