- Un buen día Sonia y Rafael decidieron irse a vivir en la Casa de los Macetones, como era conocida una finca en la calle Godard e Insurgentes Norte, colonia Guadalupe Victoria, al norte de la Ciudad de México
Redacción/Sol Yucatán
Ciudad de México.- Al intercambiar datos sobre algunos libros, Sonia María Rosa Noé y Rafael Pérez Hernández simpatizaron a tal grado que el químico le propuso vivir juntos, a pesar de la oposición de doña Rosa Uzueta viuda de Noé, madre de la hermosa señorita.
Minusválido y divorciado, Rafael parecía no ser el hombre apropiado para la bella Sonia, quien pasaba por “alemana” en la Colonia Portales y habría ganado con facilidad el título de Miss México.
Todo mundo creía la mentira de Sonia, en el sentido de que su padre fue alemán y no de la familia Noé de Tabasco.
Un buen día Sonia y Rafael decidieron irse a vivir en la Casa de los Macetones, como era conocida una finca en la calle Godard e Insurgentes Norte, Colonia Guadalupe Victoria, al norte de la Ciudad de México.
Ahí fue establecida una fábrica de raticida, sustancia que era adquirida por clientes de provincia, y que quincenalmente, Rafael Pérez Hernández enviaba por ferrocarril. Casi todas las quincenas lo acompañaron sus hijos, lo que no fue tomado en cuenta por el Ministerio Público, cuando fue acusado de “privación ilegal de la libertad”.
Cuando salía solo para llevar mercancía a la estación de Buenavista, Rafael recomendaba a su familia (Sonia María Rosa Noé Uzueta y sus hijos, Indómita, Evolución, Bienvivir, Triunfador, Soberano y Libre) cuidarse mucho de la maldad externa.
En especial, le preocupaba Indómita la mayor, quien era hermosa como su madre y era asediada por muchachos de la Colonia Guadalupe Victoria, cercana a la residencial Colonia Industrial.
¿Asediada por los jóvenes? ¿No que estuvieron secuestrados los Pérez durante 18 años? El asedio… ¿era a través de las rendijas de alguna puerta o Indómita salía de casa? Y si algunos de sus hijos lo acompañaban a la estación de Buenavista, cuyas bodegas estaban en la Avenida Insurgentes Norte, cerca del puente de Nonoalco, ¿se justificaba la acusación de haber mantenido cautiva a su familia? Claro que no.



