EDIFICIO NUEVO LEÓN: NUNCA SE ESCLARECIÓ EL CRIMEN

- Un joven contador fue asesinado con arma blanca en su lujoso departamento, y al parecer, el crimen no fue esclarecido como ocurría casi siempre que intervenían homosexuales .
Corresponsalías Nacionales/Grupo Sol Corporativo
(Segunda de siete partes)
Ciudad de México.- En el edificio Nuevo León, un joven contador fue asesinado con arma blanca en su lujoso departamento, y al parecer, el crimen no fue esclarecido como ocurría casi siempre que intervenían homosexuales.
Con el asesinato del acaudalado contador Raúl Esteban Vega Manzanilla, en el año 1971, en el edificio Nuevo León, de la Unidad Habitacional Nonoalco-Tlatelolco, pareció iniciarse la trágica racha de mala suerte del inmueble, que culminó con la destrucción de dos de sus tres módulos durante los terremotos de 1985 y la demolición posterior del último módulo.
La policía informó oportunamente, el lunes 5 de abril de 1971, que fue asesinado Raúl de una puñalada en el tórax, tras de una riña en un elevador del Nuevo León y en su departamento de lujo, localizado en el 1007 de la Entrada “D”.
El cuerpo del contador quedó boca abajo en la estancia, según crónica del reportero Jorge Ramos Ramos, diario La Prensa, de la ciudad de México.
Los médicos legistas dijeron que Raúl Esteban recibió un golpe de arma blanca por la espalda y la policía no encontró el instrumento homicida en el departamento.
El joven fue descrito como un hombre solitario, a quien frecuentaban muchos amigos y no tenía amigas, la policía encontró revistas de decoración en el escenario del crimen.
Había huellas de sangre desde el décimo piso, hasta la planta baja del Nuevo León, y pese a que una parte del departamento de Vega Manzanilla estaba en desorden, los detectives descartaron el robo como el móvil del asesinato.
Tal vez las cosas no estaban en su lugar porque el contador sostuvo una riña contra su o sus agresores.
El cuerpo parecía haber sido arrastrado desde la entrada hasta el lugar donde lo dejó o lo dejaron los criminales.
El departamento constaba de dos recámaras, una de ellas habilitada como estudio y sala de televisión, la violencia se registró en el comedor, estilo colonial rústico y en la sala, donde los protagonistas escuchaban música de Armando Manzanero, a juzgar por los discos localizados.
El ahora occiso fue identificado por una chequera del Banco de Comercio y credenciales de una escuela bancaria.
María Valencia, propietaria de la Farmacia Valencia, declaró a la policía que era vecina del contador. Y que a las 3:45 horas del lunes 5 de abril de 1971, escuchó ruido en uno de los elevadores, un hombre gritó: “¡Señora!” y después se dejó oír el timbre de alarma del elevador.
Al día siguiente la señora encontró pisadas con sangre en las escaleras, lo que podía indicar que el o los criminales no utilizaron el elevador para huir.
Virginia Rizo Hernández, otra vecina, escuchó ruido en el departamento del contador Raúl Esteban Vega Manzanilla, alguna vitrina cayó, cristales se rompieron, un hombre pidió auxilio, algo pesado se derrumbó y finalmente se dejó oír algo así como el arrastrar de un costal.
La señora Rizo escuchó voces de dos o más hombres, aparte de que las huellas con sangre en las escaleras, parecían pertenecer por lo menos a dos prófugos.