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¿POR QUÉ COLOMBIA PRODUCE TANTA COCAÍNA?

*Una de las razones para que se diera el actual desbordamiento en la producción de la coca, fue el proceso de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)

Corresponsalías Nacionales/Grupo Sol Corporativo

(Segunda y última parte)

Colombia.- La cocaína, en sus diferentes formas, proviene de la planta de coca, originaria de la cadena montañosa de los Andes de Sur y se cultiva a una altura de entre los 500 y los 2 mil metros sobre el nivel del mar, de tal manera que las condiciones geográficas y climatológicas son las que hacen que Colombia sea el mayor productor de droga en el mundo.

Los nativos comenzaron a masticar la hoja de coca porque les permitía absorber mejor el escaso oxígeno del aire en las grandes alturas andinas, lo que les daba fuerza para trabajar y les quitaba el hambre, de tal manera que les hacía rendir más en su trabajo.

Posteriormente, una vez ya procesada, se daría el boom de la cocaína que inundaría el orbe por completo y se volvería una de las drogas, naturales, más fuertes y caras del planeta, de mayor consumo.

Hubo un tiempo en que mediante las fumigaciones de glifosato, se redujo considerablemente la enorme producción de los plantes de coca, pero el problema fue que resultaron afectados los cultivos de subsistencia, como la yuca, el maíz, el plátano y hasta el árbol de caucho, lo que obligó al gobierno colombiano a dar marcha atrás.

Contrariamente, la hoja de coca es resistente, natural y como una hierba es capaz de crecer bajo las condiciones más extremas sin que requiera de ningún  tipo de cuidado.

Una de las razones para que se diera el actual desbordamiento en la producción de la coca, fue el proceso de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que fueron las que exigieron al gobierno colombiano que terminaran las fumigaciones aéreas con glifosato, además de que se redujera la erradicación manual de las matas.

Ante la aceptación del gobierno colombiano y al saber que las plantas no serían destruidas, los cocaleros las dejaron crecer más, llegando a una altura de más de dos metros, y en consecuencia la cosecha resultaba más abundante.

A ello habría que añadir las promesas incumplidas por parte del gobierno colombiano, que ofreció a los campesinos pagarles un sueldo digno a aquellos que sustituyeran la siembra de la coca por otra clase de cultivos, pero esas promesas nunca se cumplieron por lo que los agricultores retomaron la siembra de coca que se multiplicó.

En la década de los ochenta, se dio un auge en la demanda de drogas en el mercado global, lo que creó una enorme economía ilegal en Colombia y el nacimiento de los cárteles de Medellín y Cali, con Pablo Escobar y los hermanos Orejuela a la cabeza.

Los líderes adquirieron entonces un enorme poder que les permitía influir en la clase dirigente del país, con dinero producto de los negocios ilícitos; incluso para financiar campañas electorales lo que constituyó uno de los orígenes de los actuales problemas de corrupción en dicho país.

Y no sería hasta principios de los noventa cuando el gobierno se decidió a combatir a los capos colombianos, por amenazas de los Estados Unidos y bajo la advertencia de la posible extradición, lo que desencadenó una etapa de violencia política en la cual cientos de civiles, policías, políticos y narcotraficantes resultaron asesinados.

Luego de que los cárteles de Medellín y Cali fueron casi extinguidos, nació el Cártel del Norte del Valle, una escisión del segundo, a mediados de la década de los noventa, fundado por Ramón Quintero Sanclemente que se apoderó del territorio de los primeros.

Sin embargo el fundador y sus sucesores, una veintena al menos, que pasaron de sicarios a capos, serían más fácilmente combatidos hasta que los últimos de sus líderes, Diego León Montoya y Wilber Alirio Varela, fueran sacados de circulación; el primero detenido y el segundo asesinado por sus mismos guardaespaldas.

Tras el desmantelamiento de los grandes carteles de la droga en Colombia, el negocio del narcotráfico en el país entró en una etapa difícil de combatir pero igual de lucrativa como en la época del auge de los carteles de Medellín, Cali y del Norte.

Aparecieron entonces las “Bancrim”, organizaciones más pequeñas que mantienen perfiles más bajos, cautos en el manejo del dinero, con inversiones más discretas, si ningún tipo de ostentaciones.

Empero, ello los ha vuelto más manejables y presa fácil de los capos mexicanos del narcotráfico que son quienes detentan el control de la cocaína en cuanto a producción, compra, trasiego, venta y distribución en diferentes países de todo el mundo.

Datos de la Fiscalía de Colombia revelan que actualmente se dispararon los narcos cultivos y actualmente se estima que hay 30 veces más plantíos ilícitos que en la época de oro de Pablo Escobar y los Orejuela.

Por su parte, el Departamento de Estado de los Estados Unidos, refieren que Colombia batió récord en producción de coca entre 2016 y 2018, al pasar de 171 mil hectáreas a 220 mil y de esa cantidad, al menos dos terceras partes son “propiedad” de los cárteles mexicanos que se hacen cargo de introducir la droga a la Unión Americana.

Esa es, a grandes rasgos, la situación que priva actualmente en Colombia en lo referente a la producción de coca, de la que se apoderaron por completo los cárteles mexicanos, desplazando a los narcotraficantes colombianos.

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