Nacionales

TAMAULIPAS: NARCOFRONTERA INFERNAL

Desde hace casi un siglo el Cártel del Golfo impera en Tamaulipas

*Más de 15 mil muertos o desaparecidos de 2010 a la fecha

*Los cárteles manejan la información de los medios locales

*Nuevo Laredo ¿Uno de los municipios menos violentos de la República?

*Los migrantes: Otra mina de oro para los cárteles

José Sánchez López/Corresponsalías Nacionales/Grupo Sol Corporativo

Tamaulipas.- Hace casi 100 años, al pie del Río Bravo, de la mano de un contrabandista y traficante de alcohol, nació el Cártel del Golfo, el más antiguo de México, y desde hace poco más de medio siglo, 53 años, mudó sus actividades al narcotráfico y diversificó sus actividades criminales apoderándose del estado de Tamaulipas.

A mediados de la década de los treintas del siglo pasado, Juan Nepomuceno Guerra Cárdenas, nacido en Brownsville, Texas, pero avecindado en Matamoros, Tamaulipas, se convirtió en el cacique de la ciudad fronteriza y tras la implantación de la Ley Seca en los Estados Unidos se dedicó a contrabandear alcohol de México al vecino país de norte y mercancía diversa (fayuca) de EU a nuestro país.

Durante 40 años, pese a derogarse dicha ley que permaneció vigente de 1920 a 1933, Nepomuceno Guerra, que fue detenido una sola vez y estuvo sólo unas cuantas horas en la cárcel, mantuvo sus actividades como contrabandista, negándose siempre a incursionar en el narcotráfico.

Su poder llegó a tal extremo en Tamaulipas, que en la ciudad de Reynosa hay una callea a la que pusieron su nombre.

Al considerar que el contrabando de licor ya no era redituable, en 1970 Nepomuceno Guerra abandonó el liderazgo de su organización y cedió el mando a sus sobrinos Juan y Humberto García Ábrego, también texanos, nacidos en el Condado de Cameron.

Ambos entraron de lleno al narcotráfico y reclutaron a sanguinarios asesinos, entre ellos a los hermanos Cárdenas Guillén: Osiel, Antonio Ezequiel y Mario, comenzando así la pesadilla, que aún no termina, para los más de 3 millones y medio de tamaulipecos.

El 14 de enero de 1996, Juan García Ábrego es detenido y extraditado a Estados Unidos, donde lo sentenciaron a 11 cadenas perpetuas. Actualmente está recluido en una cárcel de Colorado.
Humberto, pese a ser hermano del líder máximo del Cártel del Golfo nunca sobresalió en la organización y en quien recayó el mando fue en Salvador Gómez Herrera, El Chava y como su segundo, Osiel.

Sin embargo, Osiel, a quien apodaban El Loco, decidió traicionar y matar a su jefe y amigo. De esa manera se convirtió en líder, al mismo tiempo que se ganó el mote de “El Mata Amigos”. Como su asistente nombró a su hermano Antonio Ezequiel, conocido como “Tony Tormenta”, por su carácter violento y agresivo.

Después incorporó a militares desertores del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (Gafes) que se autonombraron “Zetas” y a “Kaibiles”, también soldados desertores del Ejército de Guatemala. Tanto unos como otros tenían como tarea principal matar, exterminar a los enemigos del cártel, bien fueran narcos rivales, autoridades e incluso personas inocentes que simplemente les estorbaban.

Osiel fue detenido el 14 de enero de 2003 y extraditado a Estados Unidos el 19 de enero de 2007. El liderazgo fue ocupado por su hermano Antonio, pero dado su temperamento provocó problemas y división en el cártel por lo que fue sustituido por Jorge Eduardo Costilla Sánchez, El Coos, pero al mismo tiempo Los Zetas, que habían sido reclutados como asesinos, decidieron desertar también y formar su propio cártel.

La violencia se recrudeció pues Los Zetas y Kaibiles resultaron ser más sanguinarios que sus anteriores patrones a los que decidieron enfrentar, rivalidad que se mantuvo vigente, aunque con otros personajes, como los hermanos Miguel Ángel y Omar Treviño Morales, quienes sin ser Zetas ni Kaibiles resultaron más cueles y despiadados.

Comenzaron entonces las decapitaciones, los cuerpos desmembrados, colgados, el llamado “guiso” consistente en quemar a sus enemigos en tambos metálicos con diésel, gasolina o bien en ácido para disolverlos, prácticas que se siguen aplicando y que, lamentablemente, fueron copiadas por otras organizaciones criminales.

De esa manera Tamaulipas se tiñó de rojo y sigue siendo agobiado por el narco en sus 43 municipios, agudizándose la violencia y las masacres en Matamoros, Nuevo Laredo, Reynosa, San Fernando, Camargo, entre otros.

Y la situación no sólo sigue igual, sino que ha empeorado.

Al respecto, Guadalupe Correa-Cabrera, profesora de la George Mason University, señala que ese clima de violencia en la entidad no es nada nuevo, “y mucho de eso tiene que ver con la corrupción, con la impunidad por la vinculación de autoridades a nivel local, estatal y federal con la delincuencia organizada”.

La experta en narcotráfico se refiere a cómo el dinero sucio ha llegado a las altas esferas del poder en la entidad y ejemplifica con los casos de los ex gobernadores tamaulipecos Eugenio Hernández, al que acusan en México por los delitos de peculado y operaciones con recursos de procedencia ilícita y Tomás Yarrington Ruvalcaba, quien en marzo de 2021 se declaró culpable en una corte de Houston de haber aceptado 3.5 millones de dólares en sobornos; de ser declarado culpable su sentencia podría ser hasta de 20 años.
Otro político que se ha visto en aprietos es Francisco Javier Cabeza de Vaca, que enfrenta acusaciones por los delitos de delincuencia organizada y lavado de dinero por 42.1 millones de pesos. El Juez Octavo de Distrito de Tamaulipas, Faustino Gutiérrez Pérez, le concedió un amparo que lo protege temporalmente de una orden de aprehensión.

l impartidor de justicia argumenta que el mandato de captura viola el principio de derecho “non bis in ídem”, es decir, que nadie puede ser juzgado dos veces por los mismos hechos, además de que señaló que la pertenencia a un grupo criminal “no acredita de forma automática el lavado de dinero”.

Sin embargo, debe acotarse que la resolución del juez no es definitiva, ya que la Fiscalía General de la República puede presentar un recurso de revisión, de tal manera que la cancelación de la orden de aprehensión sólo es un respiro para García Cabeza de Vaca pues podría revertirse el fallo.

Pero ese Matamoros dominado por un solo hombre o cartel ya no existe, dice Correa-Cabrera, “tenemos una célula que tuvo cierto control de la ciudad en estos últimos años, pero ya no hay tanto control del Cartel del Golfo, que hacía todo”.
A Correa-Cabrera, quien desde hace años realiza investigaciones sobre grupos del crimen organizado en el noreste de México, le resulta extraño que el CDG haya decidido secuestrar y asesinar a estadounidenses lo que pondría bajo la lupa del gobierno norteamericano.

Por otra parte, reportes de inteligencia militar señalan que se tienen identificados a 50 líderes de seis células delictivas que se desprendieron de los dos cárteles que buscan el control de la entidad: Cártel del Golfo y Los Zetas que buscan dominar la plaza y forman alianzas con otros grupos criminales como el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa.

Se trata de medio centenar de cabecillas de las cuatro facciones del cártel del Golfo: Los Metros, Los Ciclones, Los Escorpiones y Los Rojos, mientras que Los Zetas operan con Los Zetas Vieja Escuela y el Cártel del Noreste.

La célula delictiva de Los Metros es la que cuenta con mayor número de mandos identificados. Destacan el jefe de plaza en Reynosa, Miguel Ángel Álvarez Campos, ‘M-54’; el jefe de sicarios, Ernesto Sánchez Rivera, ‘La Mierda’; así como del jefe de plaza en la región de Miguel Alemán-Díaz Ordaz y Luis R Conriquez, alias “El Primito”.

De igual forma sobresale Petronilo Moreno Flores, ‘Panilo’ o ‘Metro-100’, quien es el jefe de plaza en la zona Matamoros-Río Bravo. Los Metros se consolidaron como grupo criminal desde los límites de Ciudad Mier hasta Nuevo Progreso, pero Reynosa es su principal área de operaciones e influencia, teniendo disputas con el grupo de Los Zetas y la facción de Los Rojos en la parte sur de Tamaulipas.

En cuanto a la facción de Los Ciclones, está liderada por Alfredo Cárdenas Martínez, “El Compa Alfredo”, sobrino de los líderes históricos del cártel del Golfo: Osiél y Antonio Ezequiel Cárdenas Guillén.

Referente a Los Zetas Vieja Escuela, el líder actual es Antonio Salas Perea, “Chihuas”, quien tras la captura de José María Guízar Valencia, “Z-43”, hizo alianzas con Los Ciclones a fin de hacer frente al Cártel del Noreste, comandando por Juan Gerardo Treviño Chávez, ‘Huevo Treviño’, hijo de Juan Francisco Treviño Chávez, ‘Kiko Treviño’, detenido el 30 de septiembre de 2016 en Houston, Texas.
Según cifras oficiales, los choques entre las organizaciones criminales que comenzaron en 2010 han provocado la muerte o desaparición de 15 mil personas.

Por su parte, el Congreso de Estados Unidos señala que cuatro organizaciones controlan seis regiones del estado: el Cártel del Golfo, Los Zetas, Cártel del Noreste y el Cártel Jalisco Nueva Generación. El primero es identificado como la tercera organización criminal con más presencia en territorio nacional, desde Tamaulipas pasando por Veracruz y con extensiones hasta el Caribe mexicano.

Pero la guerra de carteles es sólo una parte del conflicto, asegura José Antonio Ortega Sánchez, presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal, “el nivel de violencia ha llegado a tal nivel en el estado que los carteles marcan el tipo de información que se publica en la mayoría de los medios locales. Desde hace varios años muchos periodistas no informan de los hechos de violencia por las amenazas de muerte que reciben de la delincuencia”.

El director de «El Mañana de Matamoros», Enrique Juárez Torres, fue secuestrado durante varias horas por individuos que lo sacaron de su oficina en el periódico. El periodista fue golpeado por informar de la violencia en la ciudad y tuvo que solicitar asilo en Estados Unidos.

El director general de «El Mañana de Tamaulipas», Hildebrando Deándar, reconoció que ya habían recibido dos advertencias para que no publicaran nada sobre los enfrentamientos armados, por lo que Tamaulipas se ha convertido en una zona de silencio donde la única manera de conocer lo que sucede es a través de internet y las redes sociales.
Pero no sólo el tráfico de drogas, la extorsión y el cobro de piso son los únicos flagelos que sufren los tamaulipecos, sino también los miles y miles de migrantes que están inermes frente al Cartel del Noreste que domina todo Nuevo Laredo.

-Ellos (el CDN) vigilan todos los refugios aquí, dijo uno de los encargados de una de las casas de asistencia, a condición de reservar su nombre y agregó que no sólo extorsionan a los migrantes sino también a ellos.

Casi todos los directores de refugios para migrantes están sometidos a presiones semejantes. El Cartel del Noreste opera sin impedimentos, ni de grupos rivales ni de las autoridades locales que muchas veces son cómplices de su actividad criminal.

El grupo incluso ha secuestrado, en pleno día, a algunos defensores de los migrantes a quienes perciben como un obstáculo para sus actividades ilícitas, pero su influencia no se limita a los refugios para migrantes.

A lo largo del Río Grande, vigías pagados siguen todos los movimientos en ambas orillas. Otros vigilan parques y plazas donde se sabe que se congregan los migrantes. También hay vigías en las terminales de autobuses, mirando quién llega o quiénes salen.

Cifras extraoficiales, revelan que n los últimos años las organizaciones criminales de México han ganado mayor participación directa en las ganancias derivadas del tráfico de migrantes y en Nuevo Laredo el CDN lleva años manejando sofisticadas unidades de secuestro que retienen a los migrantes que vienen en camino a la ciudad fronteriza o son deportados.

Empero, el control sistemático del movimiento de migrantes y el secuestro de quienes se resisten es sólo una muestra de la hegemonía criminal del grupo en la ciudad. “El Cartel del Noreste decide lo que está permitido y lo que no”, comentó un funcionario de gobierno que pidió el anonimato y quien trabaja con la juventud en riesgo en una de las colonias controladas por dicho grupo.

Eso incluye la prohibición expresa de robos, asaltos de coches y asaltos a personas, así como el consumo y la venta de drogas sintéticas, como las metanfetaminas, “y desde luego que hay narcomenudeo, pero es el Cartel del Noreste quien impone su ley y su orden”.
Sin embargo, algunos de los lugareños afirmaron que lo que se vive no es tan terrible como los intensos enfrentamientos entre el Cártel de Sinaloa y los Zetas, “con solo un grupo dominante, estas muestras de violencia extraordinarias son menos comunes, aun cuando las consecuencias de la desobediencia a las reglas del CDN no lo sean; si no se siguen las normas te secuestran o en ocasiones matan a quienes causaron problemas”.

Los datos evidencian esto en parte. Las autoridades del estado registraron menos de 500 homicidios en 2022, y la tasa de homicidios en 13 por cada 100 mil habitantes, lo que, paradójicamente, sitúa a Tamaulipas entre los estados menos violentos del país.

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